El Paciente Crónico Complejo tiene una prevalencia aproximada del 3,5% y se caracteriza por:

• Multimorbilidad (en especial ICC, EPOC, diabetes, depresión, demencia, I. Renal crónica, …) o enfermedad crónica única grave.
• Alta probabilidad de crisis por la evolución de las patologías predominantes con mucha sintomatología de difícil control (enfermedad crónica progresiva con evolución dinámica y variable).
• Alta utilización de servicios, ingresos y elevado consumo de recursos y fármacos, con incremento del riesgo iatrogénico (hospitalizaciones no programadas, visitas urgencias).
• – Necesidad de manejo multidisplicinar (atención de múltiples proveedores).
• – Toma de decisiones en un marco clínico de permanente incertidumbre.
• – Requerimiento de acceso a diferentes dispositivos y recursos, a menudo por vías preferentes.
• – Asociación a fragilidad de base, pérdida funcional, probabilidad de caída aguda (funcional o cognitiva) o nueva aparición de síndromes geriátricos. Dependencia progresiva hasta situación grado III (domicilio o residencia).
• – Situaciones psicosociales adversas.

Debe ser identificado como PCC una persona que combine varios de estos aspectos y en el que los profesionales piensen se beneficiaría de un modelo de atención diferente.